Artículo de Enrique Mateu para la Fundación Nino Díaz
¿Qué es el talento? ¿El talento nace o se hace? ¿Se puede perder el talento? ¿Hay razas o zonas geográficas con mayor índice de talento? ¿Qué es la gestión del talento?
Estas y otras son las preguntas que todavía hoy nos hacemos en torno al talento. Pero ya no parece razonable tener dudas al respecto puesto que ahora existen suficientes evidencias que deberían de zanjar el debate.
¿Qué es el talento? ¿Qué es la gestión del talento?
El talento (del latín talentum) fue una medida monetaria de la antigüedad que también se utilizó, dándole un doble sentido, en algunas parábolas bíblicas.
Pero ahora me centraré en el talento vinculado a la inteligencia y la aptitud, a la capacidad para desempeñar una actividad, a la habilidad innata o adquirida para ejercer una ocupación.
En este sentido, el talento sería la especial capacidad intelectual o física, o la aptitud que una persona tiene para aprender determinadas cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad. Mientras que la ‘gestión del talento’ sería la capacidad para detectar, potenciar y retener a las personas con talento. La gestión del talento se puede estudiar a nivel de estados, a nivel de empresas, a nivel de sistemas educativos, etc.
No se necesita analizar sesudos estudios para saber que el talento es la principal fuerza que mueve la economía del siglo XXI. Basta como ejemplo el que en el mundo del emprendimiento se repita el concepto de que lo realmente importante no es la idea, ya que ideas hay muchas, sino la ejecución de esa idea, y eso, por supuesto, apunta inequívocamente al talento que la pueda hacer realidad.
¿El talento nace o se hace?
El talento nace y se hace, ya que existen dos tipos de talentos: el talento innato o heredado y el talento adquirido.
Con el talento innato o heredado se nace. Lo tienes o no lo tienes, ya que es el que heredamos genéticamente, aunque se puede potenciar mediante el estudio, el ejercicio y la práctica.
Por el contrario, el talento adquirido se hace, pero debe ejercitarse de forma constante porque en caso contrario se pierde totalmente.
El mejor resultado se obtiene cuando a personas con talento innato se le incentiva, se le potencia, desde una edad muy temprana. Para ello es necesaria la detección temprana del talento y la estimulación precoz.
Para el caso específico del talento musical se produce una curiosa retroalimentación. En las últimas investigaciones sobre neurofisiología se han llegado a las siguientes conclusiones:
- Frances Rauscher sugiere que la música estimula conexiones neuronales específicas situadas en el centro del razonamiento abstracto del cerebro, lo que hace a los individuos más inteligentes.
- Según el Dr. Gottfried Schlaug, el cerebelo (zona del cerebro que contiene el 70 % de las neuronas) es un 50 % más grande en los músicos que en otros grupos.
Esto vendría a proponer que un niño que tuviera un talento innato para la música y al que precozmente se le hubiera detectado y potenciado mediante la enseñanza musical tendría mucho más talento de mayor para esta, además de una mayor inteligencia en general y otras capacidades complementarias.
¿Se puede perder el talento?
El talento innato nunca se pierde, pero puede atrofiarse si no se detecta y se ejercita debidamente, aunque con el tiempo puede recuperarse en el punto en el que se abandonó su ejercicio.
Por el contrario, el talento adquirido debe ejercitarse de forma constante porque en caso contrario se pierde totalmente.
Pero en la pérdida o desarrollo del talento no entran solo factores como la educación, el esfuerzo o la práctica sino también otros como las experiencias, la motivación, el interés, la situación económica, la situación social, la vocación, el entorno, las aptitudes, las actitudes, las potencialidades, la salud, etc.
Parece lógico pensar que muchas personas con talento para algo determinado jamás supieron que lo tenían por culpa del entorno, el sistema educativo, las oportunidades, problemas de salud, etc.
Ya es una evidencia que tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo, los individuos con mayor riesgo de no alcanzar un estado óptimo del desarrollo del talento están asociados a factores de pobreza y bajos niveles de educación, es decir, cuando vienen de sectores sociales vulnerables.
Por otra parte, una persona que cuente con un talento muy por encima de la media presenta una situación de vulnerabilidad por ser diferente, por el sentimiento de no pertenencia a su ambiente y por tener que adaptarse para ser aceptado en un entorno que no está preparado y que no le ofrece las oportunidades necesarias para el desarrollo de sus habilidades. Es lo que suele ocurrir en las sociedades en las que personas de poco talento son las que ostentan cargos de decisión y al superdotado se le aparta por peligroso o diferente.
En los casos en los que se juntan ambas características, vulnerabilidad y talento muy por encima de la media, ese talento, simplemente, se pierde.
¿Hay razas o zonas geográficas con mayor índice de talento?
El pensar que el talento innato está más o menos presente en determinadas razas o en determinadas zonas geográficas no tiene el más mínimo fundamento científico. Solo mentes perturbadas como la de Hitler podría defender semejante idea.
Pero lo que sí es evidente es que en referencia al desarrollo del talento, todas las situaciones anteriormente mencionadas juegan un papel fundamental. Valga como ejemplo extremo, y solo para que se entienda, que una persona nacida en Gambia en un entorno familiar muy pobre, pero con un gran talento innato para el esquí alpino, muy probablemente no logrará desarrollar su capacidad.
Respecto a la gestión del talento, el Centro de Competitividad Mundial de IMD publicó recientemente el IMD World Talent 2017 en el que evalúa la capacidad de los diferentes países para desarrollar, atraer y retener el talento. A nadie sorprenderá que España no salga muy bien parada.
De entre 63 países analizados, España se encuentra en el puesto 34 por detrás de Kazakhstan, Lithuania o Malasia y comparado con el año pasado no ha evolucionado en absoluto en su capacidad para desarrollar, atraer y retener el talento.
El hecho de que las universidades españolas estén por debajo del puesto 239 en el Ranking Académico de Universidades del Mundo tampoco ayuda a la apropiada gestión del talento.
Compromiso con el talento
Si tenemos claro que el talento es la principal fuerza que mueve la economía del siglo XXI, no parece razonable promover políticas y actitudes, ya sean desde lo público o desde lo privado, a nivel de estados, a nivel de empresas o nivel de escuelas, que vayan en contra de detectar, potenciar y retener a los individuos con talento.
Hace dos mil años Jesús de Nazaret hablaba ya de la importancia de la gestión del talento (Evangelio de Mateo 25,14-30 y Evangelio de Lucas 19, 11-27) y seguramente que no fuera el primero. Hoy en Google la gestión del talento genera más de 15 millones de resultados en castellano y 16,5 millones en inglés.
En mi modesta opinión, el compromiso con el talento debe ser primero a nivel personal. Tener talento no es una ventaja sino una obligación; la obligación de potenciarlo y compartirlo. Pero esto no debería ser razón para que los estados no cumplan con su obligación de desarrollar políticas en las que la detección, potenciación y retención del talento fueran una prioridad. Y para ello debemos empezar por los sistemas educativos en los que la música y la cultura podrían tener un papel esencial en la estimulación precoz del talento.